Le Fosse Ardeatine

 

Leí el otro día sobre la visita, el 3 de noviembre, del papa Francisco – cuarto papa que las visita-,  a las Fosas Ardeatinas, a 50 kilómetros de Roma, donde reposan los restos de 339 civiles y militares, asesinados el 24 de marzo de 1944 por el ejército del III Reich como represalia por el atentado mortal, horas antes, en Via Rasella contra una decena de soldados alemanes. Eran unas viejas canteras abandonadas, que siervieron como lugar de ejecución para los inocentes rehenes romanos. Fumos a visitarlas cuando éramos estdiantes en el Colegio Español de Roma, y guardo todavía muy viva en la memoria aquella honda impresión. Fue el primer lugar del mundo, testigo de una tamaña acción criminal colectiva. que visitè. Poco después, visitamos también, a 60 kilómetros de la capital, el cementerio de Nettuno, donde fueron sepultados centenares de solados norteamericanos muertos en Italia durante la II Guerra Mundial. Después he visto varios en toda Europa. Escalofríaba ver aquella llanura inmensa de cruces blancas con los nombrse de aquellos jóvenes que vinieron de América y dejaron aquí su vida para salvar a Europa del nazismo hitlleriano. Nunca se lo agradeceremos bastante. El papa, que  también lo visito ese mismo día y repartió diez rosas blancas en otras tantas tumbras, dijo en la homilía de la misa celebrada allí por todos los caídos en combate: ¡Nunca más, nunca más la guerra, nunca más esta inútil matanza. (…).Y, repitiendo al papa Benedicto XV durante la I Guerra: Miles, miles, miles de esperanzas rotas.Hoy rezamos por todos los difuntos. Hoy, cuando una vez más el mundo está en guerra o se prepara para ir ir más fuertemente a la guerra, Señor, ¡nunca más! Con la guerra todo se pierde“.