“La casa de mi padre”

 

       En relación con lo que escribí ayer sobre el día de las víctimas de ETA, traigo hoy el poema en prosa, publicado en el último número de Río Arga, de Francisco Javier Irazoqui, un exquisito poeta y prosista de Lesaka, residente en París. No sólo nos da una versión humanizada y actualizada del célebre poema de Gabriel Aresti, monopolizado casi siempre por una sola interpretación, sino tal vez diferente también de la interpretación del mismo Aresti;

Desde la vivienda primera se veía el miedo y después el color verde del paisaje.

Ahora digo;

Defenderé la casa de mi padre contra la pureza y sus banderas ensangrentadas.

Para defenderla, regalaré cada una de sus piedras, ventanas y puertas. Las recibirán quienes no piensan como yo.

Los nuevos habitantes airearán solivos y escaleras; alzarán el vuelo bajo de nuestros espíritus,

Defenderé la casa de mi pàdre abriendo una brecha en el tejado; por allí gotearán los idiomas y músicas venidos de tierras desconocidas o remotas.

En la defensa de la casa vaciaré el orgullo con que dibujamos una frontera de árgomas mojadas.

Descompuestas las paredes, ningún adversario vivirá ovillado en el nombre de un animal.

Sólo  veremos un clavo enfermo en el sitio donde estuvieron las frases de quien justificó el crimen político. El silencio ha desnudado a los que callaron ochocientas veintinueve veces.

Sin enemigos, el poeta Gabriel Aresti se recostará aliviado en la nobleza de los lobos.

Ofrecida  la casa, impediremos que en el espacio de su ausencia  y memoria los hombres sean extranjeros.