Homenaje a las víctimas de ETA

 

  He asistido, como siempre que he podido, al homenaje a las víctimas de ETA, alrededor de la escultura a ellas dedicada en Pamplona, y en torno a las tres banderas oficiales. He oído con placer, al violín, los himnos de Navarra y España. He escuchado también el texto oficial de las organizaciones convocantes, que leí antes en la prensa, con ciertas variantes. Y con el mismo estupor. Quien oyera por vez primera un texto sobre las víctimas de ETA no se habría enterado de qué era ETA, por qué mató y por qué murieron los que ETA mató. Todo indignantemente correcto. Al compás de los textos canónicos redactados en los tiempos de Zapatero, y en Euzkadi en todos los tiempos. Con citar a H. Arendt ya se cumple el cupo progresista, y con la retahíla de lugares comunes parece que se cumple con las víctimas, pero la verdad sigue vergonzosamente oculta.