Adelanto mi costumbre de entornar el cuaderno de bitácora a mediados de junio, a causa de un viaje de investigación a Salamanca. Los grandes y eternos temas del hombre seguirán siendo los mismos a comienzos de septiembre. Y me temo que los temas temporales y ocasionales, que tantas alegrias a la par de quebrantos nos dan, no sean muy distintos. A peores cosas estamos avezados, y a mucho peores lo estuvieron nuestros mayores.
Ánimo, pues.