El sentido del dolor y de la muerte

 

        Leo en un periódico digital amigo, probablemene escrito por una mano amiga, que los transhumanistas, que rigen hoy el mundo a través de sus medios financieros, económicos, políticos, militares y culturales, odian a la Iglesia, a las Iglesias, porque tienen y dan el sentido del dolor y de la muerte, términos ambos que los transhumanistas aborrecen y no quieren ni pronunciarlos. Hombre, quien dice Iglesias tal vez tendría que decir Confesiones religiosas en general. Y, en cuanto al dolor y la muerte, habría que demorarse un tanto en el sentido del dolor. Siglos de ignorancia, poco discernimiento del sentido de las Escrituras, teologías y ascetismos propios de tiempos pasados y, por tanto, caducos cuando el dolor y la enfermedad eran considerados como castigos de Dios o de los dioses, o, al revés, tenidos como estados de perfección, llevaron a un buen número de fieles  a cierto dolorismo o culto al dolor,  y a cierta resignación, que ha sido característica de algunas tradiciones y mentalidades religiosas, que hoy no podemos admitir, y que hacemos bien, con todos los respetos en ocasiones, en desterrar. Aquello de que el Padre envió al Hijo a la cruz, o lo castigó por llevar las culpas de todos, en un sentido sacrificial propio de ciertos textos del Antiguo Testamento y de otros  cultos arcaicos, visto como modelo o ejemplar de imitación, ha hecho mucho daño a la fe y a la piedad religiosa, y ninguna teología y ascética actual puede  darlo por bueno. El sentido del dolor, que puede ser altísimo y hasta heroico, debe ser, pues, desde el punto de vista religioso, finamente examinado, revisado y contrastado con la exegética y teología más realistas. En cuanto al sentido de la muerte, la veo, tal como enseña la Iglesia, como paso a la otra vida por medio de la resurreción llevada a cabo por Dios, a imitación de la de Jesús. En lo que se refiere al dolor, al sufrimiento, a las maneras de morir, tendría que repetir lo ya dicho sobre el dolor.