El viaje de Francisco a Egipto (I)

          El reciente viaje del papa Francisco a Egipto ha sido lo que suele llamarse un viaje histórico en lo que hace a las relacioens de la iglesia Católica con el Islam y con otras religiones cristianas. Invitado por el presidente de la República, por el imán de la universidad Al-Azhar de El Cairo, por el papa copto ortodoxo y por el patriarca copto católico, el momento clave de la visita fue la visita a la universidad, centro de estudio y formación de los imanes de numerosos países islámicos sunitas, a la vez que fuente de jurisprudencia y máxima autoridad magisterial del Islam. Nombrado rector por el presidente Mubarak en 2010, el actual imán Ahmed al-Tayeh, prestigioso intelectual y antiguo gran muftí de Egipto, recuperó las relaciones con la Santa Sede, que se remontaban a los años setenta y, tras un breve crisis por una falseada interpretación de unas palabras del papa Benedicto XVI en 2006, visitó hace dos años en el Vaticano al papa Francisco, que le recibió con la famosa frase: Nuestro encuentro es el mensaje. Este viaje de Francisco era la respuesta. La universidad cairota preparó el encuentro por todo lo alto. Para situarlo en un marco solemne, organizó una Conferencia Internacional de Paz, en la que participó el mismísimo patriarca ecuménico de Constantinopla. En el centro de conferencias de Al-Azhar, ante centenares de personas de la más alta categoría intelectual y social, el imán Al-Tayeh habló sobre el Islam como religión de paz, piedad y amor. Le contestó el papa católico, tras un saludo en árabe, con un discurso acerca de Egipto, tierra de civilización y tierra de alianzas En la segunda parte del mismo denunció Francisco tanto  la relegación de la religión a la esfera privada, sin reconocerla como parte constitutiva del ser humano y de la sociedad, como la confusión de la esfera religiosa y la política: Existe el riesgo  de que la religión sea absorbida por la gestión de los asuntos temporales y tentada por los halagos de los poderosos mundanos, que en realidad la instrmentalizan. Y, al llegar al punto de la violencia: Estamos obligados a  a denunciar las violaciones contra la dignidad humana y contra los derechos humanos, a llevar a la luz los intentos de justificar toda forma de odio en nombre de la religión y a condenarlos como falsificaciones idolátricas de Dios.  Palabras recibidas con fuertes aplausos. Pero es necesario para evitar ese horror prevenir los conflictos y edificar la paz, remover las situaciones de pobreza y explotación, donde los extremismos pueden fácilmente arraigar, asi como es precso bloquear el flujo de dinero y de armas.(…) Sólo haciendo transparentes las sucias maniobras que alimentan el cáncer de la guerra puede prevenirse sus causas reales. Tres síntesis admirables.