Corruptores y corruptos. Ricos y pobres

 

         Lo único bueno en toda esta abominable y reticular historia de malos y degradados por la corrupción del poder, de la fama y del dinero, es que  aparecen cada vez más esos corruptores que casi nunca habían salido a la luz, y que se castigan más que nunca, no lo suficiente por cierto, tanto corruptos como algunos corruptores. Por lo demás, está claro que los poderosos y ricos se han servido de los no tan ricos y hasta pobres para mantenerse en el poder económico- político o avanzar en él, confiados -¡nunca se enteran de nada!- en su sumisión y fidelidad –in eligendo et in vigilando-, y que los menos ricos y hasta pobres, en uno u otro partido, se han dejado engatusar y arrastrar por las vías del patriotismo partidista y  sobre todo del patriotismo propio, imitando a los ricos y poderosos de siempre para poder llevar su misma o parecida carrera de vida. Un problema político-social y un problema moral, donde no hay una genuina moralidad de vida o es tan escasa, que sucumbe a la primera o segunda tentación.